Liga Santander: Barcelona – Sevilla

Una goleada con trampa

Barcelona Sevilla
El Barcelona goleó 4-0 al Sevilla.

Lopetegui le tiene más miedo al Camp Nou que un gremlin al agua. Cada vez que va no es que le mojen la oreja, es que le mojan el cuerpo entero. Esta vez su Sevilla, al peso, hizo mejor partido que el Barcelona pero la incompetencia de De Jong, un delantero tan grande como torpón, impidió que su equipo hiciera siquiera un gol. No perdonaron los azulgranas que sentenciaron el duelo con tres goles en diez minutos. Marcaron Suárez, Vidal y Dembelé. Después, en la segunda parte, Messi marcó su primer gol de la Liga al ejecutar una falta. Fue lo único que hizo.

Valverde dio un puñetazo en la mesa. Flojito, que él tampoco es de molestar. Pero sin hacer mucho ruido mató dos pájaros de un tiro y se cargó a dos vacas sagradas, que diría Cruyff. Busquets y Griezmann iban al banquillo ante el Sevilla mientras que Arturo Vidal y Dembelé saltaban al césped. También el inédito Todibo ocupaba el sitio del sancionado Lenglet.

Enfrente el Sevilla de Lopetegui, otro animador de cruceros, con un once atrevido en el que Banega y Óliver Torres manejaban el centro del campo y Ocampos y Nolito escoltaban arriba al gigante De Jong. Y su planteamiento tuvo premio.

Los hispalenses asediaron al Barça desde el pitido inicial, con una presión alta y una defensa llevada al centro del campo. El equipo de Valverde se veía incapaz de sacar la pelota de su propio campo ante la asfixiante presión del Sevilla, que empezó a acumular llegadas al área de Ter Stegen.

En una de ellas pudo llegar el gol visitante en el minuto 12. Ocampos percutió por banda y De Jong remató a bocajarro. Entonces Ter Stegen, mitad portero, mitad ciborg, sacó una mano imposible para abortar el 0-1. Y la volvería a tener el Sevilla en el 19 a la salida de un córner, pero ni De Jong primero ni Ocampos después acertaron con la portería del Barça.

San Ter Stegen

A todo esto sin noticias de Messi en los primeros 25 minutos. Y en el 26 de nuevo De Jong perdonó el 0-1, otra vez de cabeza. El Sevilla estaba perdonando demasiado. Y ya saben aquello: el que perdona, lo paga. Lo pagaron los de Lopetegui en la siguiente jugada después de que Luis Suárez conectara con una chilena prodigiosa un centro de Semedo desde la izquierda. Y sin merecerlo se ponía el Barça 1-0 cuando había hecho méritos para ir perdiendo.

El tanto azulgrana descolocó a un Sevilla que no entendía nada. Tampoco Lopetegui, que flipaba en el banquillo. Y flipó más cuando en el 32 Arturo Vidal hacía el 2-0. Mateu dio gol, el VAR revisó la acción y parecía que lo iba a anular, pero al final el tanto subió al marcador y los hispalenses tenían el partido perdido en media hora cuando estaban siendo superiores en el Camp Nou. Cosas caprichosas del fútbol.

Que siguió siendo caprichoso y cruel para el Sevilla, que encajó el 3-0 después de una gran maniobra individual de Dembelé. Aceleró, paró, dribló y la puso donde quiso. Pues eso, el Sevilla había puesto intensidad y fútbol, el Barça había puesto los goles y el partido se había acabado en poco más de media hora.

Tres goles en diez minutos

Con el partido resuelto y el Sevilla hundido, sólo quedaba por dilucidar si el Barça tendría voracidad en la segunda parte para ir a por un set en blanco o levantaría el pie. Lopetegui cambió en el descanso de una tacada a Nolito y Óliver Torres por Munir y Jordán.

El Sevilla, para seguir con su partido gafe, iba a fallar su cuarta ocasión clamorosa. El culpable sería otra vez el gigante De Jong, al que le cayó una pelota franca dentro del área pequeña, la pegó mordida y estrelló su disparo en el poste derecho de Ter Stegen. Desde luego el mejor De Jong del Barça jugaba en el Sevilla.

El segundo era un calco del primer tiempo con el Sevilla en modo escopeta de Feria. También la tuvo Ocampos, el mejor de los visitantes, pero su disparo se marchó demasiado arriba. Respondió Messi con una diagonal marca de la casa en la que fue dejando sentados a rivales como si fueran jubilados en el parque. La culminó con un tiro raso que despejó Vaclik con una buena mano.

El Barça, tal como un servidor se temía, se dedicó a levantar el pie y no a acelerar. Los minutos pasaron con languidez y aburrimiento. Sólo Messi fue capaz de marcar en una falta ideal para él en el minuto 77. Apenas había tocado la pelota, pero a Leo tampoco le hace falta hacer mucho para meter un gol. El Sevilla para entonces llevaba tiempo camino de Triana.

Al final el Barcelona dejó pasar el tiempo y selló una goleada cómoda en su partido más fácil de la temporada. Fue un triunfo sencillo y con trampa porque el Sevilla falló todo lo fallable. Mención aparte para el tal De Jong, que hizo méritos para ser devuelto por Monchi al PSV, su club de origen. Porque, aunque no se lo crean, Monchi no siempre acierta.

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